Un caso controversial que impacta a dos naciones
Ksenia Karelina, una figura pública de doble nacionalidad, ha sido condenada a 12 años de prisión por un tribunal ruso debido a actos considerados traición. La mujer fue hallada culpable tras hacer una donación de US$51 a una organización benéfica que respalda a Ucrania.
La ciudadana estadounidense y rusa, Karelina, se declaró culpable en un juicio sin público. Su arresto ocurrió en enero durante una visita familiar en Ekaterimburgo, a aproximadamente 1.600 kilómetros de Moscú.
A sus 33 años, la bailarina había establecido su residencia en Los Ángeles, obteniendo la ciudadanía estadounidense en el año 2021. El juicio culminó con una condena a prisión en una colonia penitenciaria, donde los fiscales habían solicitado inicialmente una pena de 15 años.
Acusaciones realizadas por el servicio de seguridad ruso FSB indicaron que Karelina recaudó dinero para un grupo ucraniano implicado en la provisión de armamento al ejército de Ucrania. Se declaró que la mujer efectuó una única transferencia de USD 51.80 el 22 de febrero de 2022, el día del inicio de la invasión rusa a gran escala.
Uno de los aspectos más sorprendentes es que el abogado de Karelina, Mikhail Mushailov, expresó que su defensa manifestaría a los medios que la bailarina no tenía la intención de contribuir a actividades bélicas, pues ella creía que sus fondos asistirían a víctimas de ambos bandos.
La organización benéfica Razom aclaró que no estaba involucrada en la recolección de fondos para armamento, enfatizando su propósito humanitario, lo que añade una capa de controversia al caso.
Voces de la opinión pública y la familia de Ksenia
El boxeador Chris van Heerden, pareja de Karelina, mostró su indignación ante el Departamento de Estado de EE. UU. y cuestionó por qué su pareja no fue considerada en un reciente intercambio de prisioneros. «Estoy intentando procesar lo que está sucediendo», declaró a CBS News.
Van Heerden comentó su descontento con el hecho de que Karelina fue dejada de lado en el intercambio y remarcó su deseo de que Estados Unidos declare a Ksenia como «detenida injustamente», lo que podría facilitar su liberación en futuras negociaciones.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, la represión contra la disidencia ha aumentado, y grupos de derechos humanos han reportado más de 1.000 casos penales contra opositores pacifistas.
Mientras tanto, la histórica decisión del presidente Vladimir Putin de endurecer las penas de prisión por traición ha suscitado preocupaciones entre activistas sobre la creciente criminalización de la disidencia en el país. Este panorama sombrío invita a la reflexión sobre la vigilancia y las libertades civiles en el contexto actual.
«La lucha no ha terminado», señaló Van Heerden. «Nuestro objetivo es traerla de regreso a casa, donde pertenece».